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REVISTA DE INGENIERÍA 45 / Enero-Junio 2017

61 Universidad de los Andes, Bogotá D.C., Colombia. convenio con la Gobernación del Valle que empezó con dos mil millones de pesos, pero en el primer invierno el dinero se agotó apenas en las primeras semanas. Hoy el fondo de emergencias cuenta con seis mil millones de pesos y sigue siendo insuficiente porque las vías se taponan, porque no hay prevención. Lo que decidimos es que, en lugar de gastarnos esos seis mil millones de pesos reparando, debíamos construir un sistema de planeación antes de la emergencia. Los camineros nos ayudan a ubicar puntos críticos y nosotros, a partir de fotointerpretación con la ayuda de geólogos y otros expertos, podemos establecer métodos de prevención. Eso ha disminuido notablemente las emergencias. Hay que tener en cuenta que estas vías no son anillos viales, por ahí entran y salen los vehículos. El caso, por ejemplo, de La Floresta, en Sevilla. 19 comunidades, 19 veredas incomunicadas por más de 9 meses. Eso no puede ser. Aquí nosotros establecemos, por ejemplo, los puntos críticos, superponemos los planos y establecemos con fotointerpretación cuáles son las pendientes, las fallas geológicas, la erosión, el tipo del suelo, y así podemos establecer acciones rápidamente. Identificamos los eventos, las accisas y el monitoreo que se le debe hacer. Hablemos de las alertas tempranas. En el municipio de Caicedonia la comunidad construyó su propio mapa de vías, y lo primero que quedó en evidencia con ese ejercicio fue que muchas de esas vías son privadas, de Cartón Colombia u otras entidades, y así las teníamos nosotros en el departamento del Valle. Entonces lo primero que hicimos fue determinar cuáles de esas vías eran (seguro un alcalde decidió que entre más vías pidiera más plata le llegaba). Lo otro que notamos fue que la gente tiene una cosmovisión de su territorio por la forma como pintaban los bosques, las línea de agua y los anillos viales. Ese es un elemento importante para las alertas tempranas, pues la comunidad sabe cómo se comporta la naturaleza y pueden decirnos, por ejemplo, en el próximo invierno el volcán va a ser aquí o allá. ¿Por qué no adelantarnos a prevenir eso? Hoy estamos construyendo ese sistema de alertas con toda esa estructura de personas que hemos construido con las comunidades y lo estamos concentrando en la Gobernación del Valle. Además tenemos un software en el Comité de Cafeteros del Valle, y eso nos permite prestar atención inmediata. Algo muy importante, entonces, es generar procesos participativos en las comunidades. Como ejemplo usaré un ejercicio hecho en La Quisquina, en Palmira, en donde habitan distintas comunidades (una de ex miembros del M-19, una de oriundos de Córdoba y otra de quienes se consideran dueños originales del lugar) y estuvieron divididos por los intereses que cada grupo tenía. Hicimos una intervención con el fin de generar confianza mutua y redes de apoyo, pero nos dimos cuenta de que cada acción que ellos hacían era totalmente independiente. Luego de mucho trabajo social, de muchos ejercicios, supimos que lo importante no era que nosotros hiciéramos la vía, sino garantizarle a las personas que el Estado llegaría (había gente sin Sisben, sin cédula, sin acceso a la educación). Y eso hicimos: llevar la oferta del Estado. Así que propusimos hacer una fiesta, pero que esta se hiciera alrededor de la construcción de la vía. Otra vez vinieron las diferencias sobre dónde se construiría. Al final se decidió que fuera en el cruce de caminos de esas comunidades, por lo que la actividad se llamó El cruce del encuentro. Luego se hizo una minga y trabajo comunitario, se hizo la limpieza de la vía y se construyó conjuntamente un modelo de cómo hacer el mantenimiento periódico. En lo que tiene que ver con generar confianza con la comunidad el Comité de Cafeteros del Valle tiene toda la experiencia. Tenemos indicadores y protocolos. Este es un trabajo que venimos haciendo desde hace 90 años y está a disposición de quien quiera consultarlo pues está digitalizado. A continuación haré algunas observaciones que podrían funcionar para que los planes y proyectos que tiene el Gobierno para el posconflicto sean eficientes y efectivos: El programa de Camineros Este programa ha funcionado desde 1987 e involucra a los municipios, la Gobernación del Valle, entidades públicas como el INVÍAS y el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) y empresas privadas. La USAID también aportó recursos para fortalecer este proceso, y lo tenemos plenamente documentado, con cartillas, metodología y controles. Actualmente el programa ha evolucionado debido a la herramienta de prevención del riesgo y el concepto de microcuenca.


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