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REVISTA DE INGENIERÍA 45 / Enero-Junio 2017

9 Universidad de los Andes, Bogotá D.C., Colombia. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos hechos por distintos gobiernos, el manejo de las vías terciarias aún es disfuncional. Cada administración nacional, desde la época del Fondo de Caminos Vecinales, se ha quedado corta en la implementación de políticas públicas que permiteran el progreso del campo a través de la mejora y construcción de vías de bajo volúmen de tráfico. Solo la Federación Nacional de Cafeteros, a través de sus comités departamentales, y algunas gobernaciones, han hecho algo por las vías terciarias. Los municipios siempre han acudido al apoyo de los departamentos, y estos, a su vez, le han trasladado esta responsabilidad a la Nación. Prueba de ello es que hoy, según cálculos del Instituto Nacional de Vías y la Agencia Nacional de Infraestructura, en Colombia hay más de 150 mil kilómetros de vías terciarias, la mayoría de ellas en mal estado. Hace un poco más de un año tuve la oportunidad de conversar sobre esta delicada situación con el Señor Presidente de la República. Él, en un acto de responsabilidad política y ciudadana, advirtió que no basta con poder entregar al final del gobierno una red vial principal y secundaria en mejores condiciones que la que encontró hace 6 años, sino que había que fortalecer también el mejoramiento de la red terciaria. Como parte de esa responsabilidad le pidió al DNP la elaboración de un documento CONPES para estas vías y delegó en la dirección para las regiones del Gobierno Nacional la ejecución de un plan de choque para la recuperación de las mismas. El pasado 3 de marzo, la Revista de Ingeniería de la Universidad de los Andes realizó el foro ‘Vías terciarias para la paz’, en el que participaron los principales responsables del desarrollo de esta red vial en el país (INVÍAS, ANI), así como investigadoras de las más importantes universidades colombianas como la Nacional, la de Antioquia, la Escuela Colombiana de Ingeniería y, por supuesto, Los Andes. No obstante la importancia de las presentaciones de los funcionarios públicos, y el interés que desde el Gobierno hay por mejorar la red terciaria, quedó en el ambiente el sentimiento de que hay una gran diferencia entre el pensamiento político y el académico, por ejemplo, en lo referente a materiales: mientras desde la academia se demuestra que los materiales para la recuperación de estas vías pueden ser extraídos localmente, el gobierno insiste en hacer hacer grandes inversiones en transporte de material (cemento, agregados minerales, etc) desde los centros de consumo del país, homogeneizando las necesidades de los múltiples tipos de suelos colombianos. En ese orden de ideas, no es descabellada la propuesta de destinar una parte de los recursos de regalías que corresponden a vías terciarias a la investigación de materiales, y además sería muy importante que las entidades encargadas de regular el uso de estos materiales puedan contribuir a reducir los costos que tiene previstos el gobierno para el posconflicto. Construir solo en placa-huella, según los estudios socializados en el Foro, incrementaría el deterioro en muchas vías que no la requieren (especialmente por la topografía) y solo se mejoraría una pequeña parte a unos costos exagerados e innecesarios. Otro de los puntos tratados en el Foro fue la inclusión de las comunidades que usan estas vías en su construcción y mantenimiento. Los programas de vías terciarias se deben hacer directamente con las comunidades que viven en el entorno, por medio de programas como “Camineros”, generando empleo para los pobladores, así como un fuerte sentido de pertenencia por sus vías. Históricamente, la mayoría de estas vías se han hecho a “pico y pala”, y lo que las comunidades rurales requieren es, principalmente, que estén en buen estado de transitabilidad. Entonces poco haría el Gobierno si el mejoramiento de las vías se hace únicamente por medio del sistema placa huella, y mucho menos si se pretende contratar con una asociación de municipios los estudios de topografía, diseños y mano de obra para toda la red terciaria. Estas vías no requieren estudios, sino un mantenimiento efectivo. De hecho todas las que existen se han construido gracias al trabajo y la voluntad de las comunidades, y esto no puede pasarse por alto. La red terciaria corresponde, aproximadamente, al 70 % de la infraestructura vial de Colombia y está distribuida por todo el territorio nacional. Para lograr su


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