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REVISTA DE INGENIERÍA 44 / Enero-Junio 2016

57 Universidad de los Andes, Bogotá D.C., Colombia. C.A.: Sí, pero eso se soluciona con embalses. R.I.: ¿Pero los embalses no están muy señalados por parte de las autoridades ambientales? C.A.: Un embalse bien hecho es una cosa que funciona, y ahí los ingenieros tenemos una culpa muy grande (ingenieros de mi generación, sobre todo): hicimos proyectos de embalse sin unos estudios ambientales adecuados. Hacíamos el diseño, y cuando lo estábamos terminando llamábamos a algún profesional que nos ayudaba a justificar proyectos desde el punto de vista sociológico; pero lo llamábamos al final, y eso fue un error de parte nuestra. Lo que hay que hacer es tener desde el principio un equipo de expertos que solucionen los problemas que van surgiendo. El otro problema que tienen los embalses es que se debe respetar los derechos de los usuarios de aguas abajo. Y ese problema aquí no ocurre mucho porque tenemos suficiente agua, pero hoy día en el sureste asiático, por ejemplo, con el río Mekong, que es el río que nace en la China y desemboca en Vietnam, están debatiendo si dejan hacer proyectos a los chinos porque le están quitando el agua a los de abajo. En Etiopía están haciendo un proyecto donde están peleando los egipcios por lo mismo; pero en Etiopía están llegando a acuerdos. Ahí hay una culpa grande de los ingenieros por hacer las cosas muy ‘a la bulla de los cocos’. No teníamos suficiente conocimiento, conciencia de los problemas que se podrían ocasionar. Pero hoy día eso ya está controlado. R.I.: ¿Entonces es necesaria la concienciación de los ingenieros sobre nuevas formas de ver el país? C.A.: La ingeniería debe ir siempre acompañada de otras ciencias. Yo fui partidario (soy, y no solo en la ingeniería de Los Andes, sino en la formación de cualquier profesional) de que la Biología se estudiara desde primer semestre. Y no se trata de convertir al estudiante en un experto, pero eso sí le sirve para no hacer barbaridades. Porque los ingenieros somos capaces de hacer cualquier cantidad de barbaridades. Hay que aceptarlo. ¿Y eso a qué lleva? A que la gente se vaya para el otro lado. El péndulo. Pero acá están haciendo proyectos sin mayor problema. Ituango es uno grande que está marchando bien. Sogamoso tampoco tuvo ningún problema. Ahora, el problema en los ataques a la energía hidroeléctrica es que resulta que la energía eólica y la energía solar están todavía a años luz de tener los costos de las otras energías. Cuando lleguen a costos razonables, creo que muchos nos iremos por ese lado. Es el desarrollo equilibrado. Los recursos hídricos que tiene colombia son impresionantes, pero los hemos malgastado. Entonces un concepto clave es el de ‘respeto ambiental’, que es un ambientalismo bien entendido, que no es fácil de encontrar, y la gente se vuelve muy cerrada a cualquier cosa que no esté en su línea de pensamiento. Nos falta mucha madurez para hacer esas cosas. Entre otras cosas, se necesita mucha madurez porque pueden detener todos los proyectos por la amenaza de acabar con los recursos naturales. Lo que se debe alcanzar es una ingeniería consciente de lo ambiental. Un desarrollo con conciencia del medio ambiente. Nacimiento del Río Bogotá, Villapinzón, Cundinamarca. Fotografía: Andrés Valenzuela. Comunicaciones y Marca-ELCA, Uniandes.


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