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Retos y evidencias de sostenibilidad de procesos de energización para un nuevo país rural | Jesús Gómez y José Eddy Torres
La comunidad recibió más
de 4.500 horas/persona
de capacitación en temas
administrativos, contables
y financieros para el
manejo de la JASE, así como
competencias y hablidades
para el desarrollo de procesos
productivos (trilla de arroz y
maíz, entre otros).
Universidad de los Andes, Bogotá D.C., Colombia.
En total la comunidad recibió más de 4.500 horaspersona
de capacitación en:
• Temas administrativos, habilidades y competencias
contables y financieras para manejo de la JASE, la
trilla de arroz y maíz y la ebanistería.
• Formación técnica en la operación y mantenimiento
de los equipos y obras civiles de todas las
instalaciones energéticas y productivas del
proyecto.
• Formación en temas de seguridad industrial y
manejo de residuos sólidos y líquidos.
• Formación en el plan de manejo forestal; podas y
mantenimiento del corredor de seguridad de la red;
y reforestación.
El proyecto se inauguró en noviembre de 2015, habiendo
instalado una MCH de 20 kW, la red de distribución,
las redes domésticas internas, la iluminación pública,
la electrificación escolar, y la instalación de un molino
de arroz, una desgranadora de maíz y una carpintería
para dar un valor agregado a sus productos y generar
una fuente de ingresos a su JASE, encargada de
las operaciones técnicas y administrativas. La
sostenibilidad financiera está garantizada con los
ingresos generados por el proyecto productivo de la
molienda de arroz y maíz, que corresponde a cerca del
50% de los ingresos de la JASE; la otra mitad proviene
del cobro de tarifas mensuales a cada vivienda. La
sostenibilidad operativa está garantizada con la
capacitación de jóvenes locales entrenados para
operar y mantener las instalaciones y los equipos.
Al cierre del Programa, USAID traspasó la propiedad de
los activos instalados al Resguardo Indígena y la JASE
había asumido el 100% de manejo técnico, operativo y
financiero de las instalaciones, recaudado y ahorrado
excedentes por encima de costos operativos por más
de 30 millones de pesos para reparaciones, nuevas
conexiones y ampliaciones del servicio, y el sentido
de pertenencia y apropiación del sistema por la
comunidad – imprescindible para el éxito de proyectos
de energización rural – seguía en alza.