78 47
había balas. Esa fue una de las discusiones más
difíciles. El criterio principal era que debía ser un lugar
en la ruralidad en donde pudieran confluir todos los
estudiantes. Lo construimos en el oriente en Casanare, a
20 km de Yopal. Este departamento nos ofrecía la ventaja
de que ya era un territorio relativamente pacífico, que la
capital –cercana al campus– contaba con aeropuerto y
hospital accesibles, y el sector agropecuario en la región
tenía un futuro promisorio.
R.I.: Un campus rural no es necesariamente
una innovación. De hecho, las sedes de muchas
universidades regionales son en la ruralidad. ¿Qué
diferencia a Utopía de estas instituciones?
C.G.G: Utopía es un cambio total de paradigma en el
que, incluso, la toma de decisiones es diferente. Por
ejemplo, el programa académico no está organizado
por semestres como la universidad tradicional porque
entendemos que en la agricultura no hay vacaciones.
Solo tenemos una ‘cohorte’ anual y el programa empieza
en mayo porque depende completamente del ciclo de la
lluvia. Aprender de agronomía en un contexto distinto
obliga a cambiar la didáctica y tuvimos que encontrar
profesores que se adaptaran a una metodología distinta
en la que la preparación y evaluación se hacen con los
estudiantes.
R.I.: Utopía es un proyecto educativo en función
del fortalecimiento del campo, pero centrado en
el estudiante y su comunidad, ¿cómo logran esta
articulación?
C.G.G: Uno de nuestros desafíos más grandes fue –y
aún lo es– articular el componente productivo con
las clases y el trabajo en el laboratorio. En total, los
estudiantes hacen diez cuatrimestres presenciales
en el campus. En sexto empiezan a elaborar su
proyecto productivo que después se vuelve una idea
de negocio. En el noveno cuatrimestre hacen una
práctica en climas templados en donde conocen
el cultivo de flores, papa y café, etc. Y al final del
proceso regresan a sus hogares con un proyecto por
delante que es financiado por la Universidad con diez
millones de pesos y en el que tienen que involucrar
a sus familias y comunidades. Durante todo el año
de ejecución del proyecto son acompañados por un
equipo de ingenieros designado por la Universidad y al
final defienden su trabajo ante un jurado y reintegran
el capital semilla que se les dio.
Campus de Utopia. Fotos: José Javier Torres, fotógrafo Universidad de La Salle